martes, 24 de septiembre de 2013

ALZA DEL GAS



Las protestas en Magallanes de 2011 (también conocidas como Segundo Puntarenazo) fueron una serie de movilizaciones sociales provocadas por el alza en el valor del gas natural en la región chilena de Magallanes, realizadas durante enero de 2011.
Las protestas, de amplia participación ciudadana, provocaron un fuerte golpe al gobierno del presidente Sebastián Piñera, que debió solicitar la renuncia a su ministro de Energía en lo que fue su primer cambio de gabinete, además de la renuncia de la intendenta de Magallanes. Tras una semana de protestas, el gobierno acordó rebajar el alza desde un 16,8% a sólo un 3% (equivalente a la inflación anual) y entregar amplios subsidios para las familias de menores recursos de la región.
El conflicto se inicia con la temprana denuncia en mayo del 2009 de: Alejandro Riquelme y Alejandro Kusanovic, dirigentes gremiales de Magallanes que denunciaron por primera vez el alza histórica, durante el Gobierno de Bachelet, del gas domiciliario y comercial en la región. Estas denuncias tuvieron eco en las autoridades de la época, quienes trataron de desmentir sus repercusiones, y como resultado de esto comenzaron las primeras movilizaciones a finales de 2009.
El 29 de diciembre de 2010, el directorio de la Empresa Nacional del Petróleo (ENAP) decidió aumentar en un 16,8% el precio del gas natural en la región de Magallanes, ubicada en el extremo austral de Chile. La medida tenía por objetivo disminuir la diferencia entre el precio del gas subsidiado que cobra ENAP a la distribuidora Gasco Magallanes y los valores del mercado internacional, tomando en cuenta que la petrolera nacional atravesaba por una complicada situación económica y debía mejorar sus márgenes. La decisión fue tomada por el directorio de la empresa estatal, con la participación de los ministros de Energía y Minería, Ricardo Raineri y Laurence Golborne.
Por otro lado, la extracción del recurso natural de gas en Magallanes es vendida a un bajo costo a la empresa transnacional Methanex, de capitales canadienses, quienes ocupan un 75% de la producción total de ENAP, hecho fuertemente criticado por la comunidad local.

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